Torre almenada, construida con hileras de piedra y ladrillo, con un mirador en su parte superior, enmarcado entre cornisas y con ventanas de medio punto pareadas en todos sus frentes.
Dos elemento embellecen a la torre: el reloj plateresco y el escudo bicéfalo de Carlos. El bello reloj, labrado en piedra y de elegante factura, dará Combre a esta torre que pertenecía a la Cárcel Real. Reloj que en el momento actual carece de función y que sería sustituido por otro del siglo XIX que se encuentra debajo del cuerpo mirador.
La cara externa de la esfera del reloj se ornamenta con cuarenta y ocho bolas mientras que su cara interna, cóncava, lo está con dieciséis claveles iraníes. Éste último motivo ornamenta, en número de siete, lo encontramos en la cadena del Toisón de oro alternándose con los eslabones. Los claveles fue uno de los regalos que el joven monarca hizo a su bella esposa en su luna de miel en la Alhambra de Granada. Exótica flor que encantó a Isabel de Portugal y que desde ese mismo momento tendrá un fuerte arraigo en los reinos de España. La razón de que aparezca tanto en la cadena del Toisón de oro como en el reloj hay que valorarla como un guiño que hace Andújar a la figura de Carlos V, a quien la ciudad prestó grandes servicios, como ser una de las tres ciudades que el Emperador pusiera como aval, para obtener el préstamo de trecientas mil doblas de oro que entregó como dote en la boda con Isabel de Portugal
A media altura del frente oeste de la torre se sitúa el escudo imperial de Carlos V , que se encuentra por encima del reloj labrado en piedra y que probablemente fue realizado por el equipo de canteros de maese Domingo de Tolosa. El águila bicéfala, que porta la corona imperial, y el Toisón de Oro, que lo bordea lo complementan. En el cantón diestro el linaje de los Trastámara y de los Habsburgo y en el siniestro el de la Casa de Avís, que corresponden a Carlos V y a su esposa Isabel de Portugal, respectivamente.
Su presencia se debe a la coincidencia de la ejecución de la obra con el reinado de Carlos V, pues era costumbre en la época dejar testimonio del monarca reinante en las nuevas construcciones.
Reinando su majestad y siendo/ corregidor de esta ciudad el muy magnifico caballero Francisco/ de Alarcón veinticuatro de Granada y su alcalde mayor el bachiller Sancho Díaz/ de Baeza se acabó el veinte de agosto de mil quinientos treinta y cuatro años. Mayordomo Alonso Yáñez.
Escudo imperial que a los andujareños les recuerda, además, su fidelidad al monarca en los años de la guerra de las Comunidades, formando parte de la Junta de las Ramblas. No era de ese mismo parecer su alcalde mayor, Francisco de Vergara, que «sentía simpatía por los Comuneros, y enterada la ciudad de los manejos que traía con ellos, se indignó de tal forma, que en pleno Cabildo le quitó la vara de la justicia» De la lealtad y obediencia de la ciudad quedó muy complacido el emperador y prueba de ello fue la carta que remitió el 20 de julio de 1520, desde la ciudad de Îpres, en la que agradecía la actitud de la ciudad hacia su persona en aquellos difíciles momentos.
Todo parece indicar, según las actas capitulares del siglo XVII, que la Torre del Reloj era un elemento anexo a la cárcel real con la que estaba comunicada. El 12 de septiembre de 1653 se relata en las mismas que un preso había huido a través de la torre por el descuido del relojero, motivo por el que sería castigado y sustituido. Torre de vigilancia desde donde se visualizan las calles y gentes de Andújar y desde donde se marcaba el ritmo laboral de sus vecinos. En el momento actual, la Torre del Reloj, es, sin duda, uno de los elementos más representativos de la monumentalidad de la ciudad de Andújar y parte consustancial de la morfología de la plaza de Santa María
Vista de la plaza de Santa Maria de los años cuarenta del siglo XX.