ANTIGUO CONVENTO DE LAS MM. CAPUCHINAS

Situado en la calle Calancha, se encuentra en la proximidad del Cuadro de la Virgen. 

Portada conventual del convento de las MM. Capuchinas

Las Madres Capuchinas se instalaron en Andújar en 1682. Las fundadoras del convento procedían de la ciudad de Córdoba, y, probablemente, la causa de su llegada se deba a la presencia en la ciudad de su rama masculina de la orden desde 1622.

Su primera casa conventual estuvo situada en la calle Santa Clara según testimonio de Terrones Robles o en la ermita del Dulce Jesús, según Madoz, quién dice: «El de Jesús, María y José, de religiosas capuchinas, fue fundado en 1682, estramuros, en la ermita del Dulce Jesús y en 1685 se trasladó a la calle Calacha»  La madre abadesa explicaba al cabildo, quién tenía el patronazgo del convento, la necesidad del cambio por «ser el actual muy enfermo» y le solicitaba que escribiera al obispado para que lo autorizara. Solicitud   que fue bien acogida, tal como recoge Madoz pues pocos meses después se establecían en su definitivo emplazamiento. Los apuros económicos del cabildo le impedían ayudar a las MM. Capuchinas en los gastos necesarios para acondicionar su nueva casa conventual, la cual » carece de lo mas necesario y hasta incluso de iglesia adecuada», según testimonio de su madre abadesapor lo que solicitaba que el concejo «ceda el derecho de patronato a una persona piadosa para que esta pueda con sus limosnas dar al convento cuanto necesita». Desde este momento las relaciones entre la orden y el obispado, por una parte, y el concejo no fueron fluidas

El asunto del patronazgo se puso en manos del Nuncio y poco tiempo después el obispo de Jaén, don Antonio de Brizuela y Salamanca, daba al concejo un plazo de quince días para que contestara si iba a continuar con el patronazgo y sí se comprometía a la construcción de la iglesia conventual. El concejo terminaría por ceder su derecho de patronazgo que pasaría a don Juan Moreno Ponce de León. 

La iglesia es de una sola nave cubierta con cañón decorado con lunetos y bóveda semiesférica sobre pechinas en la capilla mayor. En las pechinas cuatro tondos decorados entre carnosa decoración vegetal en yesería que albergaban la iconografía de San Antonio, San Francisco y escudos de la orden: las cinco llagas y el abrazo de Jesús y San Francisco, desaparecidos tras la remodelación iniciada en 1993 por la Escuela Taller. La fachada, construida en ladrillo, sigue el modelo de fachada conventual de los carmelitas: un rectángulo rematado por un frontón. La portada, realizada en piedra, con arco de medio punto sobre pilastras de orden toscano cajeadas, rematada por una cornisa y sobre ella los escudos de la orden entre una hornacina rematada con frontón triangular. Una ventana adintelada, cobijada por un arco de medio punto, entre pilastras toscanas rematada por cornisa, dispuesta en el eje de la hornacina, completa este proyecto de fachada.  

En diciembre de 1983 las Madres Capuchinas optaron por marcharse a su casa conventual de Córdoba. Este traslado obedeció a un doble motivo. Por una parte, por el mal estado en el que se encontraba el convento de Andújar y por el escaso número de monjas que había en el convento y la elevada edad de las mismas.  Todos los objetos sagrados, reliquias, retablo de la iglesia y demás elementos artísticos, salieron de la ciudad con la marcha de la citada orden ante la pasividad absoluta de la mayoría de sus vecinos. La casa conventual fue adquirida y en ella se construyó un bloque de pisos. Del antiguo convento persiste en la actualidad su portada, algo alterada, el claustro y la iglesia.

Actualmente la antigua capilla conventual alberga el museo de Artes Plásticas  Antonio González Orea, escultor local, fallecido recientemente.