El origen de la muralla se remonta a la época de Άbd Allāh (88-912), último cuarto del siglo IX. Aquella muralla se arruinó como consecuencia del terremoto de Andújar (1170) que afectó a todo el Magreb y la mayor parte de la península Ibérica, por lo que fue reconstruida por los almohades. El nuevo recinto amurallado, probablemente de mayor envergadura que el primigenio, nos lo describe por primera vez Martín Jimena Jurado en el siglo XVII: Planta de la cerca de murallas de la ciudad de Anduxar. Tiene 1060 pasos de a cinco tercias de confin. En su frente oriental 150 pasos. En la septentrional 240, en la occidental 290, en la meridional 430. Esta junto al mismo río en la ribera septentrional. Tiene en las cuatro esquinas, 4 torres ochavadas muy grandes. La puente tiene una torre en medio, y tiene 16 ojos».
La muralla, construida en dura argamasa tenía un perímetro de 1.740 metros, contaba con 48 torreones, cuatro torres ochavadas, y, muy probablemente, seis puertas: Sol, Santa Clara, Alcázar, Córdoba Arco Grande y Peso la Harina; torre albarrana, alcázar, antemuro, terraplén y foso.
La muralla ha sido testigo mudo del devenir histórico de la ciudad. Tuvo función hasta comienzos del siglo XIX. Sirvió de baluarte ante las partidas carlistas del Orejitas y Basilio (primera guerra carlista, Regencia de María Cristina). Una vez consolidada la paz interior con el reinado personal de Isabel II, la ciudad se desentendió totalmente de la muralla. Su mal estado de conservación, la falta de recurso para su mantenimiento, la expansión urbana de la ciudad y los impedimentos que la muralla le ponía supondrá su ruina y pérdida.
Hubo lienzos de muralla que se habían quedado ocultos por la construcción de viviendas en su cara exterior, es el caso, por ejemplo, de los lienzos de muralla de las calles: San Francisco, Ollerías o Veintidós de Julio. Estos lienzos, ocultos a la población, fueron desapareciendo con la renovación de los caseríos colindantes. Las puertas de la muralla fueron cayendo una tras otra, la última en tirarse sería la Puerta de Córdoba en la década de los setenta del siglo pasado.
Los lienzos que persisten en la actualidad se han abandonado a su suerte; el tiempo y la desidia de todos le han llevado a un estado lamentable. Persisten en la actualidad el lienzo de muralla de la Silera, el que está en torno a la Fuente Sorda,, el fragmento de muralla del corralón de la calle Juan Robledo y el de la calle del Hoyo, más dos torreones: el de Tavira y el que se encuentra a espalda del antiguo Colegio de San José o Casa Quero.
flanco noroccidental de la muralla.