La antigua iglesia conventual de los Padres Capuchinos es hoy el templo parroquial de la Divina Pastora situada en el popular barrio de la plaza de Toros.
Los Padres Capuchinos se establecieron en la ciudad en 1622. El lugar elegido fue el de la antigua ermita de San Roque, cedida por D. Alonso Pérez Serrano, Caballero de la Orden de Alcántara, que obtuvo el patronazgo de la capilla mayor y cuyos escudos decoran la fachada de la iglesia conventual.
Carlos de Torres Laguna en su obra «Andújar cristiana» realiza sobre esta casa conventual la siguiente reseña: «Con fecha 4 de Octubre de 1747, el Ayuntamiento de Andújar acordó, entre otras cosas, celebrar solemnes fiestas en el Convento de Capuchinos por la canonización de los gloriosos santos S. Fidel de Sigmarringa y S. José de Leoniza. Fue el convento en todo tiempo plantel de santos; en él vivieron Fray Isidoro y el apóstol de Andalucía, Fray Diego de Cádiz, hoy beatificado. Desde los días de la fundación se veneró en el templo edificado, puesta en el camarín del altar mayor, la imagen de la Divina Pastora, traída de Italia».
En el momento actual, la fachada del templo se encuentra remodelada para subsanar la intervención que se hizo en ella, poco afortunada, en la década de los setenta. Su interior, también algo alterado, es de planta rectangular. Cuenta con una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos, articulada en tres tamos con arcos fajones. Descansa la bóveda en un entablamento dórico sostenido por pilastras, decoradas con molduras internas ondulantes. En el tramo de los pies, el coro, en alto. Capillas laterales dan al segundo y tercer tramo. El transepto se individualiza por su mayor anchura y por contar con el espacio de las capillas. El crucero cubierto con una bóveda semiesférica que estuvo decorada con el motivo de «creste e vele» y pintada al fresco, hasta que se encaló en los años setenta. La capilla mayor, rectangular, se cubre con bóveda de cañón a igual que los brazos del transepto. El camarín del siglo XVIII fue sustituido por una construcción moderna en la que nos muestra la imagen realizada por el escultor local Antonio González Orea de la Divina Pastora.
El convento de Capuchinos fue ocupado por las tropas francesas, sufriendo pérdidas y deterioros de gran consideración. Tras el regreso de Fernando VII (1814), la comunidad de frailes capuchinos lo ocuparon de nuevo. Con la desamortización, se produce la exclaustración definitiva de los frailes capuchinos. La Junta de Beneficencia de la ciudad de Andújar solicitó el edificio al gobierno para instalar en él el Asilo de Ancianos y Ancianas, Pobres y la Casa de los Niños Expósitos. Petición que fue tenida a bien por el gobierno de la nación, iniciándose las obras de reparación y acondicionamiento por don Pedro Madueño, con un coste de 4.562 reales. En noviembre de 1842, el ayuntamiento, presidido por el progresista Juan Romeu, aprobó la demolición de la torre de la iglesia por encontrarse en total ruina. En 1845 el marqués del Puente, don José María de Valenzuela y Lassus, reclamaba la propiedad del edificio y de la iglesia al ayuntamiento, pasando su titularidad al referido noble
IV marqués del Puente de la Virgen
En 1879 el edificio fue cedido a los PP Paules y desde 1967 su templo es parroquia, bajo la advocación de la Divina Pastora.